La respiración durante la natación es fundamental para la correcta ejecución de la técnica ya que necesitamos coger aire para oxigenar constantemente nuestra musculatura y así exigirle un mejor rendimiento. Las distancias que se nadan en los triatlones (ya sea sprint, olímpicos o de distancias mayores) requieren de una trabajo metabólico aeróbico, fundamentalmente, pero también anaeróbico en algunos momentos. Así pues, es imprescindible una buena oxigenación del organismo para conseguir el máximo rendimiento de la vía aeróbica.
La gran mayoría de aficionados a la natación, o en algunos casos, también nadadores, únicamente dominan la respiración unilateral, es decir, sólo se sienten cómodos cogiendo aire por su lado dominante. ¿Por qué sucede esto? La respuesta es muy sencilla. El hecho de aprender a nadar en piscina hace que nos acostumbremos a tener ciertas comodidades que no nos obligan a tener que resolver ciertos problemas motrices. La piscina es un espacio delimitado, donde el volumen de agua siempre es el mismo, no existen corrientes que hagan que tengamos que modificar nuestra técnica y tampoco oleajes que nos hagan cambiar la respiración.
El gran problema viene cuando salimos de este espacio estable y nadamos en el mar, dónde, en primer lugar, en función de la corriente que haya tendremos que hacer una tracción u otra, y más o menos fuerza para lograr vencer a esa resistencia; en segundo lugar, en función por dónde venga la ola i por dónde esté el sol, respiraremos por un lado u otro, así pues, será imprescindible dejar de tener un lado bueno y otro malo, haciendo que ambos sean lados dominantes, a pesar que siempre nos sentiremos más cómodos con uno de ellos.
La respiración ideal, no sólo para poder nadar en el mar, sino porqué hace que trabajemos de forma compensada ambas partes de nuestro cuerpo, es la respiración bilateral, donde en cada ciclo y medio de brazada se saca la cabeza para respirar por un lado y en el siguiente ciclo y medio por el otro lado, es decir, cada 3,5,7… (siempre impar) de tracciones con cada mano se sale a respirar. Todo y ser algo complicado al principio, la natación es un deporte cíclico, donde se repiten sus movimientos constantemente y eso produce que los acabemos mecanizando por tal que nuestro cerebro pueda ocuparse de otros aspectos. Así pues, como todo aprendizaje, la constancia y perseverancia son esenciales para el éxito.
Cuando respiramos en el mar para poder coger el aire siempre hay que tener en cuenta que estamos en un medio muy inestable y la técnica de la respiración ha de variar un poco respecto a cuándo lo hacemos en la piscina. En el mar, es necesario controlar i sincronizar la respiración con el oleaje, por lo tanto hay que ir mirando hacia qué dirección vamos y hacia dónde van las olas, de tal forma que la cabeza no siempre saldrá de lado sino que en algunas ocasiones será necesario levantarla de frente para poder observar la situación. En el caso de coger el aire rotando la cabeza al lado, será necesario asegurarnos de ladear bien cara y cuerpo para evitar que nos entre agua en la boca. Remarcar la importancia de mirar hacia adelante mientras nadamos en el mar, para poder orientarnos y de evitar beber agua salada ya que en el caso de estar compitiendo puede pasarnos factura en el tramo de bici y carrera.
En definitiva, tener el control de la respiración durante la estancia en el agua es posiblemente sinónimo de hacer una travesía tranquila y divertida. Sólo se requiere de un poco de práctica y constancia para hacer que ambos lados de nuestro cuerpo puedan llegar a ayudarnos a coger esa bocanada de aire que tanto necesitamos para conseguir llegar a nuestro objetivo.
Melania Solanas Tena
Especialista en actividades acuáticas
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